Día Mundial de la Salud: “hacia un mundo más justo y saludable”

Bajo este lema, el 7 de abril de 2021 se celebra el Día Mundial de la Salud. Una oportunidad para reflexionar acerca de las tareas que los líderes del mundo tienen que poner en marcha para convertir la utopía de “salud para todos” en una realidad.

Nuestro mundo es desigual
Para la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la pandemia de COVID-19 dejó en claro que algunas personas pueden vivir una vida más saludable y tienen un mejor acceso a los servicios de salud que otras, debido en su totalidad a las condiciones en las que nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen.
Tanto es así que, en todo el mundo, algunos grupos luchan para llegar a fin de mes con pocos ingresos diarios, tienen peores condiciones de vivienda y educación, menos oportunidades de empleo, experimentan una mayor desigualdad de género y tienen poco o ningún acceso a entornos seguros, agua y aire limpios, seguridad alimentaria y servicios de salud. Esto conduce a un sufrimiento innecesario, enfermedades evitables y una muerte prematura. Y daña nuestras sociedades y economías.
Algunos de los ejemplos que señala la Organización Mundial de la Salud, son:

  • 16 mil niños mueren cada día por neumonía, paludismo, diarrea y otras enfermedades antes de cumplir los 5 años. 
  • Tienen 14 veces más probabilidades de morir antes de los 5 años en el África Subsahariana que en el resto del mundo. 
  • Los hijos del 20% más pobre de todas las familias tienen casi el doble de probabilidades de morir antes de cumplir los 5 años que los del 20% más rico.
  • El 99% de las muertes maternas que se registran todos los años a nivel mundial tienen lugar en países en desarrollo. El riesgo de muerte materna de las mujeres de la República del Chad (África Central) a lo largo de su vida es de 1 por 16, mientras que para las mujeres de Suecia ese riesgo es de menos de 1 por 10.000.
  • La tuberculosis es una enfermedad de la pobreza. Cerca del 95% de las defunciones por tuberculosis se producen en el mundo en desarrollo. Esas muertes afectan sobre todo a los jóvenes adultos durante sus años más productivos. Para los adultos que contraen la enfermedad resulta todavía más difícil mejorar su situación económica y la de sus familias.
  • El 87% de las muertes prematuras causadas por enfermedades no transmisibles (obesidad, diabetes, hipertensión, por ejemplo) tiene lugar en los países de ingresos bajos y medios. En estos lugares, el costo de la atención sanitaria es tan exorbitante que lleva a millones de personas a la pobreza todos los años y supone un obstáculo para su desarrollo.
  • La diferencia en la esperanza de vida entre los países es de hasta 34 años. En los países de ingresos bajos, la esperanza media de vida es de 62 años y en los de ingresos altos es de 81. Los niños que nacen en la República de Sierra Leona (África Occidental) pueden esperar vivir 50 años, mientras que los nacidos en el Japón pueden esperar vivir 84.
  • También hay inequidades sanitarias alarmantes dentro de un mismo país. En los Estados Unidos, por ejemplo, los afroamericanos representan solo alrdedor del 13% de la población; pero a ellos corresponde casi la mitad de todas las nuevas infecciones por VIH. No existen motivos biológicos ni genéticos para que se den esas enormes diferencias en lo que se refiere a la salud.

Acciones para un mundo más justo y saludable

Esto no solo es injusto, asegura la OPS, sino que se puede prevenir. 
Es por eso que la entidad aprovecha este Día Mundial de la Salud para pedir a los líderes que garanticen que todos tengan condiciones de vida y de trabajo propicias para la buena salud; y los invitan a monitorear las inequidades en salud y a garantizar que todas las personas puedan acceder a servicios de salud de calidad cuando y donde los necesiten.
Para conseguirlo, sostienen que los líderes deben adoptar las siguientes medidas:
Trabajar juntos, codo con codo con las comunidades y las personas afectadas con el fin de abordar las causas profundas de las desigualdades y poner en práctica soluciones dentro y fuera del sector de salud. El impacto será mayor cuando los gobiernos y las comunidades trabajen juntos de manera coordinada.
Recoger datos fiables. Garantizar la recopilación y el uso de datos sanitarios oportunos y fiables, desglosados por sexo, edad, ingresos, educación, situación migratoria, discapacidad, ubicación geográfica y otras características relevantes para el contexto nacional. Solo así es posible evaluar las desigualdades entre los subgrupos de población y tomar medidas que tengan impacto.
Abordar las desigualdades. Adoptar un enfoque de todo el gobierno para trabajar en las causas fundamentales de las desigualdades y aumentar la inversión en la atención primaria de salud. Esto es fundamental para hacer frente a los retos actuales que supone garantizar la «Salud para todos» y para construir la resiliencia del futuro.
Actuar más allá de las fronteras nacionales. Por ejemplo, solo cuando podamos proteger, hacer pruebas y tratar a toda la población mundial podremos acabar con la pandemia de COVID-19. Además de garantizar un suministro equitativo de vacunas, pruebas y tratamientos, debemos reforzar los mecanismos nacionales e internacionales y fomentar la confianza y la participación de la comunidad en su suministro y utilización con el fin de garantizar el acceso para todos a nivel mundial.

Fuente: 
“Construyendo un mundo más justo y saludable”, OPS. 

 

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