Hepatitis: Cuidados para un hígado sano

Las hepatitis virales representan una elevada carga de enfermedad y mortalidad a nivel mundial. Reconociendo este importante problema de salud pública, en 2010, la Asamblea Mundial de la Salud designó el 28 de julio como el Día Mundial contra la Hepatitis. Desde entonces, la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud se han movilizado para unir establecer estrategias para combatir esta enfermedad.

Causas
Se denomina hepatitis a la hinchazón e inflamación del hígado. Esta enfermedad puede ser causada por:

  • Células del propio sistema de defensa que atacan el hígado.
  • Infecciones por virus (como las hepatitis A, B o C), bacterias o parásitos.
  • Daño hepático por alcohol o tóxicos.
  • Exceso de ciertos medicamentos.
  • Hígado graso.

La enfermedad hepática también puede ser causada por trastornos hereditarios como la fibrosis quística o la hemocromatosis (afección que consiste en tener demasiado hierro en el cuerpo). Otras causas incluyen la enfermedad de Wilson, un trastorno en el cual el cuerpo retiene demasiado cobre.

Síntomas
La hepatitis puede comenzar y mejorar rápidamente pero también puede volverse una enfermedad prolongada. En algunos casos puede llevar a daño hepático, insuficiencia hepática, cirrosis o incluso cáncer de hígado.
Existen varios factores que influyen en la gravedad de la afección; entre ellos la causa del daño hepático y cualquier enfermedad que se tenga de base.
Los síntomas incluyen:

  • Dolor o distensión en la zona abdominal.
  • Orina turbia y deposiciones de color arcilla o pálidas.
  • Fatiga.
  • Fiebre baja.
  • Picazón.
  • Ictericia (coloración amarillenta de la piel o los ojos).
  • Falta de apetito.
  • Náuseas y vómitos.
  • Pérdida de peso.

Algunas personas que se infectan con hepatitis B o C por primera vez pueden no presentar síntomas. Sin embargo, posteriormente pueden desarrollar una insuficiencia hepática.

Diagnóstico
Durante el examen físico su médico buscará:

  • Agrandamiento y sensibilidad del hígado.
  • Líquido en el abdomen (ascitis).
  • Coloración amarillenta de la piel.

Los exámenes de laboratorio complementarios, incluyen:

  • Ecografía abdominal.
  • Marcadores sanguíneos autoinmunitarios.
  • Exámenes de sangre para diagnosticar hepatitis A, B o C.
  • Pruebas de la función hepática.
  • Biopsia del hígado para verificar el daño hepático (puede ser necesario en algunos casos).
  • Paracentesis (si hay presencia de líquido en el abdomen).

Tratamiento y prevención

El tratamiento varía de acuerdo a la causa de la enfermedad hepática. Las personas que están bajando de peso pueden necesitar una dieta rica en calorías.
La aplicación de la vacuna para prevenir hepatitis A y B es una medida general de prevención. Consulte con su médico si no tiene esta inmunización.
Para evitar el contagio de hepatitis B y C entre personas, es importante:

  • Evitar compartir artículos personales tales como máquinas de afeitar o cepillos de dientes.
  • NO compartir agujas para inyectarse drogas u otros equipos para drogas (como pajillas para inhalarlas).
  • NO hacerse tatuajes ni perforaciones (piercing) en el cuerpo con instrumentos que no hayan sido esterilizados apropiadamente.
  • Como una de las principales vías de transmisión es la sexual, el preservativo es el único método que puede prevenir el contagio.

Para reducir el riesgo de contagiar o contraer la hepatitis A:

  • Siempre lávese bien las manos después de usar el baño y cuando entre en contacto con la sangre, las heces u otros fluidos corporales de una persona infectada.
  • Evite los alimentos y el agua que no estén limpios.

FUENTE: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/001154.htm

Asesoramiento:
Dra. Susana Mazzarino, Directora Médica
Dr. Facundo Pellicari, Médico de Familia

Recommended Posts