Argentina está entre los países con mayor consumo de sal de América

Durante el mes de marzo se organiza la Semana de sensibilización del consumo de sal organizada por la Organización Panamericana de la salud.
Este evento tiene el objetivo de concientizar a la población acerca de la importante de reducir el sodio agregado a partir de la sal de mesa y de los alimentos industrializados debido a las complicaciones que, su exceso, tiene sobre la salud.
En este contexto, la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) señaló que, según la encuesta nacional de factores de riesgo cardiovascular, el consumo de sal en Argentina se ubica entre 9,8 y 12,7 gramos por día, cuando la recomendación de la OMS es menor a 5,5 gramos diarios. “De acuerdo a estas cifras estamos entre los países con mayor consumo de sal de América”, alertó Walter Espeche, médico (MP 115064) y vocal de SAHA.
Esta situación es un dilema para la salud pública, ya que cuenta entre los factores más proclives a generar hipertensión arterial (HTA). 
Los niños que consumen altos contenidos de sal durante su infancia tienen mayor predisposición a la elevación de la presión arterial y posibilidades de padecer hipertensión y obesidad. 
Si bien los índices actuales de consumo en Argentina resultan preocupantes, la comparación de datos revela que la población que agrega sal a las comidas antes de la cocción o en la mesa se está reduciendo, lo que implica una tendencia positiva en el control del consumo de sodio. Otro dato esperanzador es que las nuevas generaciones se muestran más interesadas en llevar una vida saludable. Si bien no hay estudios que determinen el consumo de sodio en los jóvenes de 30 años, se sabe que el 51% evita la comida rápida cuando lleva un ritmo de vida dinámico, mientras que un 63% busca mejorar la salud mediante los alimentos y las bebidas que consume.
En Argentina rige la ley nacional N°26905 (2013), que establece metas de reducción del consumo de cloruro de sodio con valores máximos permitidos para los productos cárnicos y derivados, farináceos y sopas. 
No obstante, se requiere el seguimiento adecuado del convenio de reducción voluntaria y progresiva de sodio en los alimentos procesados, fijar nuevos valores máximos y acompañar a las pymes en los procesos tecnológicos para reducir el sodio en los alimentos. 

Qué hacer
Para reducir el consumo en el hogar:

  • Evitar el agregado de sal en la preparación de las comidas.
  • No poner saleros en la mesa.
  • Limitar el consumo de snacks o alimentos elaborados.
  • Preferir productos de bajo contenido de sodio.

Además de los alimentos ya muy conocidos por su excesivo contenido de sodio, como los embutidos y los productos de copetín, existen otros potencialmente más peligrosos porque contienen «sal oculta». 
Estos alimentos a veces ni siquiera tienen gusto salado y pertenecen a dos grandes grupos: 

  • los panificados: pan, galletitas dulces y saladas, medialunas, facturas, tortas, budines y pizzas,
  • los quesos. 

En conjunto son responsables de la mayor parte del sodio que consumimos en el día. Afortunadamente, hay cada vez más variedades de panificados y quesos que vienen sin sal agregada.

 Fuente: Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial

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