Meningitis bacteriana: Cómo cuidar a los más chicos

Otoño y primavera son las estaciones en que recrudecen los casos de meningitis, una enfermedad que puede ser grave si no se recibe el tratamiento adecuado. La cantidad de casos aumenta debido a que el cambio de temperatura favorece la circulación de gérmenes.
Es importante que los padres conozcan cómo se puede prevenir esta enfermedad porque algunos casos de meningitis, como la producida por meningococo C, pueden llegar a ser graves.

Qué es la meningitis
La meningitis es la inflamación de las meninges, membranas que recubren el cerebro y la médula espinal. Existen diversas causas que ocasionan la inflamación de las meninges; entre las infecciosas, los virus y las bacterias son las más frecuentes.
La meningitis por meningococo C es un tipo de meningitis bacteriana que se trasmite por contagio. Las bacterias que la provocan se ubican en la garganta y la nariz y sólo en algunas ocasiones ingresan en el cuerpo y producen la enfermedad.
Como la evolución de esta enfermedad es muy rápida, la atención médica debe ser inmediata porque, de no ser así, podría dejar graves secuelas.

¿Cuáles son los síntomas?
Si vos o tu hijo presentan…
– Fiebre y escalofríos.
– Dolor de cabeza intenso.
– Náuseas y vómitos.
– Cuello rígido.
– Sensibilidad a la luz
– Alteración del estado mental.
Acudan de inmediato a una guardia médica.

Otros síntomas menos frecuentes, son:
– Disminución del estado de conciencia.
– Respiración rápida.
– Inquietud.
– Alimentación deficiente.
– Irritabilidad en los niños.

¿Cómo puede prevenirse la enfermedad?
Las bacterias o virus comunes que pueden causar meningitis pueden transmitirse al toser, estornudar, besar o compartir utensilios para comer o un cepillo de dientes. Estos pasos pueden ayudarte a prevenir la meningitis. Conversalos en tu casa y enseñá estos hábitos saludables a tus hijos:

  • Aplicale la vacuna contra el meningococo a tus hijos. Según el último calendario del Ministerio de Salud de la Nación, corresponde el siguiente plan: 1° dosis al tercer mes de vida, 2° dosis al quinto mes de vida y refuerzo al 15 mes de vida. Si no se la diste de bebé, a los 11 años, en única dosis. Acordate que es obligatoria y gratuita.
  • Promover la lactancia materna sobre todo hasta los seis meses de edad. Esta medida es imprescindible para reforzar el sistema inmunológico.
  • Evitar los ambientes cerrados, contaminados con gérmenes o viciados de humo de cigarrillo. Es fundamental el recambio del aire y la ventilación de los ambientes que tienen una alta concentración de personas.
  • Lavarse las manos. El lavado cuidadoso de las manos ayuda a prevenir la propagación de los gérmenes. Enseñá a los niños a lavarse las manos con frecuencia, especialmente antes de comer y después de usar el baño, pasar tiempo en un lugar público con mucha gente o acariciar animales. Mostrales cómo lavar y enjuagar vigorosa y minuciosamente sus manos.
  • Seguir prácticas de higiene adecuadas. No compartir bebidas, alimentos, sorbetes, utensilios para comer, bálsamos o cepillos de dientes, caramelos ni chupetines.
  • Mantenerse sano. Cuidá tu sistema inmunitario, descansá lo suficiente, mantenete físicamente activo y seguí una dieta saludable con muchas frutas frescas, verduras y granos integrales.
  • Cubrirse la boca. Cuando necesites toser o estornudar, asegurate de cubrir tu boca y nariz con el reverso del codo o un pañuelo descartable.
  • Consultar al médico. Si sospechás que tu hijo puede tener meningitis o algunos de los síntomas llevalo a un servicio de urgencia y nunca lo mediques por cuenta propia.

Más información
– Portal del Ministerio de Salud
– Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos

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