Ojotas y chancletas al banquillo
El típico calzado veraniego puede ser muy fresco, pero su uso prolongado es poco conveniente.
La razón es que, a diferencia del calzado cerrado con horma que se ajusta a los pies, ojotas y chancletas los dejan al descubierto y modifican el movimiento al caminar.
Si no lo crees, pensá:
- ¿tendés a doblar los dedos intentando sostenerlo para que no se salga?
- ¿solés dar pasos más cortos?
- ¿tensas los músculos de las pantorrillas en exceso?
- ¿solés perder el equilibrio o lastimarse con más frecuencia?
- ¿te duelen los pies y las piernas al final del día?
Características
Algunas condiciones de estos tipos de calzados los hacen poco convenientes. Por ejemplo:
- Falta de horma: altera el arco y obliga al pie a estirar demasiado la planta. Consecuencias: fascitis plantar, inflamación del tejido en la parte inferior del pie.
- Falta de taco: los talones chocan con el suelo y alteran el ritmo natural al caminar impactando en la postura. Consecuencias: sobrecargo en rodillas, caderas y columna vertebral.
- Suela plana y chata: el impacto repercute en las extremidades y la columna. Consecuencias: dolor de espalda y lesiones en los pies.
- Falta de sostén: las tiras del frente son insuficientes y se obliga a una flexión forzada del primer dedo para sujetar el calzado. Consecuencias: problemas de equilibrio, más riesgo de caídas, torceduras y esguinces.
- Exposición completa: por tener los pies sin cubrir. Consecuencias: aumenta el riesgo de golpes y lastimaduras.
Qué hacer
Lo más conveniente es reservar su uso para la pileta o la vuelta a casa.
Reemplazar la ojota o chancleta simple por una sandalia con más estructura y soporte puede brindarte la misma frescura con más confort y seguridad.