Pileta: cuidados para disfrutar sin riesgos

El ahogamiento es un serio problema de salud pública en el mundo.
Aunque existe un sub registro de casos, la Organización Mundial de la Salud estima que es la tercera causa más importante de mortalidad por traumatismo no intencional, y que representa un 7% de todas las muertes relacionadas con traumatismos.
La misma entidad define como ahogamiento a las “dificultades respiratorias por sumersión/inmersión en un líquido con resultados que se clasifican en muerte, morbilidad y no morbilidad (con o sin enfermedades o complicaciones asociadas producto de la inmersión)”.
En el “Consenso Nacional de Prevención del ahogamiento ‘El niño y el agua’” elaborado por la Sociedad Argentina de Pediatría se organiza la prevención de accidentes en el agua según se trate de aguas oscuras con movimiento o claras sin movimiento. Estas últimas incluyen las piscinas de todo tipo, dimensiones y ubicación; bañeras familiares para niños o adultos, “tanques australianos” y cualquier otro recipiente donde pueda introducirse un niño.
Como los accidentes en el agua son frecuentes (más en varones en una proporción de 3 a 4 chicos por cada niña), la entidad desarrolló un documento de descarga gratuita para que la actividad acuática se pueda disfrutar con seguridad.
Consenso Nacional de Prevención “El niño y el agua”. Primera parte.
Consenso Nacional de Prevención “El niño y el agua”. Segunda parte.
Fuente: Boletín de Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud de la Nación (2018).

Los especialistas de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) enfatizan la importancia de dos elementos protectores vitales:

1) La constante vigilancia de los adultos atentos y comprometidos.

2) La instrucción progresiva y adaptada a la edad del niño sobre las precauciones en el agua, acompañado del aprendizaje de destrezas que minimicen el peligro.

8 recomendaciones de seguridad
1. Toda actividad acuática debe realizarse luego de 3 horas de una ingesta alimentaria importante (desayuno o almuerzo). El mismo período en lactantes después del pecho o biberón.
2. Para cuidar a los niños el método de “visión directa permanente” es el más efectivo. La proporción segura entre número de cuidadores y niños es:

  • Lactantes 1 a 1.
  • Entre 1 y 2 años 1 a 2.
  • Entre los 2 y 3 años 1 a 3.
  • Después de los 4 años de acuerdo al grado de aprendizaje de la natación que tengan los menores.

3. El cuidador asignado no tiene permitidas las distracciones “mínimas” mientras ejerce “visión directa”: mensajes de texto, cebar mate, hojear un libro.
4. Todo de 4 años o que no nade con eficiencia debe tener colocado el chaleco salvavidas en toda área cercana a la piscina. El chaleco debe mantener a flote al niño con la cabeza fuera del agua, aun en estado inconsciente. Se elige de acuerdo al peso y no a la edad por lo que requiere un cambio periódico.

Los salvavidas en forma de anillo y brazaletes no son seguros.

5. No dejar juguetes u objetos atractivos que floten en la piscina porque llaman la atención de los más pequeños, que no tienen noción del peligro.
6. Evitar los empujones entre niños tanto dentro de la pileta como con otros que estuvieran sentados o parados al borde de la misma, pues se pueden lesionar seriamente con el propio borde de la piscina o al caer sobre otros bañistas.
7. Mantener la vigilancia atenta de los niños que circulan por superficies mojadas que favorecen los resbalones y caídas, tanto descalzos como con ojotas de goma, más aun si en vez de caminar se corre o se salta.
8. Siempre agendar en el celular al menos dos números de servicios de emergencia.

Más información: Sociedad Argentina de Pediatría

 

 

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