Qué es la dislexia

Cada 8 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Dislexia, una oportunidad para aumentar la consciencia de este trastorno del aprendizaje.
La dislexia supone la dificultad para leer a raíz de problemas para identificar los sonidos del habla y para comprender cómo estos se relacionan con las letras y las palabras (decodificación). También denominada «dificultad de lectura», afecta zonas del cerebro que procesan el lenguaje.
Las personas con dislexia tienen una inteligencia normal y, por lo general, también una visión normal. La mayor parte de los niños con este trastorno puede tener éxito en la escuela con la ayuda de un tutor o de un programa de enseñanza especializado. El apoyo emocional también juega un papel importante.
Aunque no tiene cura, la evaluación e intervención tempranas producen los mejores resultados. Aprender a identificarla es importante porque, en ocasiones, no se diagnostica durante años y permanece sin ser identificada hasta la adultez. 

Síntomas
Los signos de la dislexia pueden ser difíciles de reconocer antes de que tu hijo comience a ir a la escuela, pero hay algunas señales tempranas que pueden indicar un problema. 
Una vez que el niño alcanza la edad escolar, es posible que el maestro de tu hijo sea el primero en notar la dificultad. La gravedad varía, pero la afección suele volverse más evidente cuando el niño comienza a aprender a leer.
Antes de la escuela los signos que indican que un niño pequeño podría estar en riesgo de tener dislexia incluyen:

  • Tardar en comenzar a hablar.
  • Aprender palabras nuevas a un ritmo lento.
  • Problemas para formar palabras adecuadamente, como invertir los sonidos de las palabras o confundir palabras que suenan de forma parecida.
  • Problemas para recordar o decir el nombre de las letras, los números y los colores.
  • Dificultad para aprender canciones infantiles o jugar juegos de rimas.

A partir de la edad escolar, es posible que los signos y síntomas de la dislexia se hagan más visibles, entre ellos:

  • Un nivel de lectura muy por debajo del que se espera para la edad.
  • Problemas para procesar y comprender lo que escucha.
  • Dificultad para encontrar la palabra correcta o formular respuestas a preguntas.
  • Problemas para recordar secuencias de cosas.
  • Dificultad para ver (y ocasionalmente escuchar) similitudes y diferencias entre letras y palabras.
  • Incapacidad para pronunciar una palabra desconocida.
  • Dificultad para deletrear.
  • Tardar más tiempo del habitual en completar tareas que conllevan leer o escribir.
  • Evitar actividades que conllevan leer.

En adolescentes y adultos los signos son similares. Otras señales son:

  • Dificultad para leer, incluso para leer en voz alta.
  • Lectura y escritura lentas y dificultosas.
  • Problemas para deletrear.
  • Evitar actividades que conllevan leer.
  • Mala pronunciación de nombres o palabras, o problemas para recordar palabras.
  • Problemas para comprender bromas o expresiones que pueden no ser fáciles de entender a partir de palabras específicas (modismos), como «pan comido», que significa «fácil».
  • Tardar más tiempo del habitual en completar tareas que conllevan leer o escribir.
  • Dificultad para resumir una historia.
  • Problemas para aprender un idioma extranjero.
  • Dificultad para memorizar.
  • Dificultad para resolver problemas matemáticos.

Causas
Este trastorno tiende a ser hereditario. Al parecer, estar relacionado con ciertos genes que afectan la forma en la que el cerebro procesa la lectura y el lenguaje, y con factores de riesgo presentes en el entorno. Entre ellos:

  • Antecedentes familiares de dislexia u otras dificultades de aprendizaje.
  • Nacimiento prematuro o bajo peso al nacer.
  • Exposición a la nicotina, a drogas, a bebidas alcohólicas o a una infección durante el embarazo que pueden alterar el desarrollo cerebral del feto.
  • Diferencias individuales en las partes del cerebro que permiten la lectura.

Complicaciones

  • Problemas para aprender. Debido a que la lectura es una habilidad básica para muchas de las otras materias escolares, un niño con dislexia se encuentra en desventaja en la mayoría de las clases y es posible que le sea difícil seguir el ritmo a sus compañeros.
  • Problemas sociales. Si no se trata, la dislexia puede causar baja autoestima, problemas de conducta, ansiedad, agresión y retraimiento hacia amigos, padres y maestros.
  • Problemas en la adultez. Un niño puede verse impedido de alcanzar su potencial cuando crezca si no puede leer ni comprender. Esto puede tener consecuencias educativas, sociales y económicas a largo plazo.

Cuándo consultar al médico
Si bien la mayoría de los niños están listos para aprender a leer en la etapa del jardín de infantes o primer grado, con frecuencia, aquellos que tienen no pueden comprender los conceptos básicos necesarios para lograrlo.
Consultá con el pediatra de tu hijo si su nivel de lectura está por debajo de lo que se espera para su edad o si notás otros signos de dislexia.
Cuando este trastorno no se diagnostica ni se trata, las dificultades para leer que se presentaron en la infancia continuarán en la edad adulta.

Fuente: Clínica Mayo

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