Riñones sanos

Los riñones son órganos en par que tienen la forma de un poroto y el tamaño de un puño. Están ubicados a ambos lados de la columna vertebral, en el centro de la espalda.
Cada riñón contiene aproximadamente un millón de diminutos filtros llamados nefrones. Cuando la sangre atraviesa el riñón, los filtros tamizan y retienen ciertas sustancias que el cuerpo puede necesitar (nutrientes y una gran parte del agua) y conduce a la vejiga los desechos dañinos y los excesos de agua y nutrientes para ser expulsados como orina.
Los riñones también producen varias hormonas que ayudan a controlar la presión arterial, generan glóbulos rojos y activan la vitamina D, que mantiene los huesos fuertes.
Aunque nuestra función renal decae a medida que envejecemos y podríamos sobrevivir incluso con un riñón si donamos el otro a un amigo o familiar, cuando se presenta una enfermedad en los riñones las toxinas y los excesos de agua pueden acumularse en la sangre y se presenta un descenso en la producción de hormonas puede causar otros problemas.

Enfermedades renales.
Existen diferentes tipos de enfermedad renal. La mayoría ataca a ambos riñones al mismo tiempo y daña los nefrones reduciendo su capacidad de filtración. Cuando el daño a los nefrones se presenta rápidamente el cuadro se denomina lesión renal aguda o insuficiencia renal grave. Cuando los nefrones empeoran lentamente y sin presentar síntomas, durante años o incluso décadas, el cuadro se conoce como enfermedad renal crónica.
La enfermedad renal crónica puede afectar a personas de todas las razas, pero el riesgo es particularmente alto en quienes tienen:

  • Diabetes y presión arterial alta (dos principales causas de enfermedad renal).
  • Enfermedades cardíacas.
  • Antecedentes familiares de insuficiencia renal.

Diagnóstico.
En un chequeo anual se realizan simples pruebas de laboratorio que pueden detectar en forma precoz cualquier problema renal: una prueba de orina para determinar si existe daño en los riñones y un análisis de sangre para medir qué tan bien realizan el proceso de filtrado de la sangre.

Tratamiento.
Sin tratamiento, la enfermedad renal a menudo empeora. Si la tasa de filtración de los nefrones es baja puede sentirse cansancio y debilidad, náuseas, vómitos y picazón. En esta instancia ya pueden ser necesarios un trasplante de riñón o diálisis.
Aunque el tratamiento preferido para la insuficiencia renal es el trasplante de riñón, algunos de los obstáculos incluyen las largas listas de espera de riñones sanos y el encontrar a un donante compatible.
La diálisis es un tratamiento ambulatorio que depura y filtra la sangre usando una máquina para eliminar temporalmente los desechos peligrosos del cuerpo y el exceso de sal y de agua que no puede realizarse naturalmente por el mal funcionamiento renal. Esta acción permite, además, un mejor control de la presión arterial y ayuda a que el organismo mantenga el equilibrio adecuado de sustancias químicas importantes tales como potasio, sodio y calcio.
Esta práctica permite reemplazar parte de las funciones de los riñones pero no elimina la necesidad de medicamentos, dietas especiales y restricción en el consumo de líquidos para complementar el tratamiento.

Prevención.
Para preservar la salud renal es fundamental controlar la presión arterial. Un estilo de vida saludable, que incluya actividad física y una dieta equilibrada para el corazón, ayuda a normalizar la presión arterial y previene la enfermedad renal.
Las medidas incluyen reducir el sodio, aumentar frutas, hortalizas y cereales enteros, reducir las grasas, elegir carnes magras y productos lácteos bajos descremados.
Si los cambios de estilo de vida no son suficientes para retrasar el daño al riñón, tu médico podría recetarte medicamentos para reducir la presión arterial, controlar la glucosa en la sangre y reducir el colesterol.
El primer paso para conservar riñones sanos es consultar con tu médico de cabecera y realizar un chequeo de rutina.

Asesoramiento:
Dra. Susana Mazzarino, Directora Médica
Dr. Facundo Pellicari, Médico de Familia

Más información:
www.salud.nih.gov/articulo/mantenga-sanos-sus-rinones/

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