Suicidio: radiografía de una fatalidad que puede prevenirse

Las cifras de la Organización Mundial de la Salud –OMS– son contundentes: cerca de 800.000 personas se quitan la vida por día en todo el mundo; es decir, 1 persona se suicida cada 40 segundos.
A pesar de que la mayoría relaciona este acto con la vejez, es la segunda causa de muerte entre adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años, en su mayoría varones.

Causas
Se estima que al menos el 90% de las personas que atentan contra su propia vida sufren algún tipo de enfermedad mental; entre ellas:

  • depresión mayor: el riesgo de suicidio es 20 veces superior;
  • desorden bipolar: el riesgo es 15 veces superior;
  • esquizofrenia: el riesgo es 9 veces superior;
  • trastorno límite de la personalidad: el riesgo es entre 4 y 8 veces mayor;
  • trastorno por abuso de sustancias (psicoactivas, alcohol y otras drogas): sobre todo en jóvenes que presentan dificultades en sus relaciones interpersonales o con miembros de la familia.

Además de las afecciones mentales, el suicidio puede presentarse como una solución permanente ante un intenso dolor emocional, mental y/o físico o frente a relaciones muy conflictivas, entre otros factores.
En el caso de adolescentes en crisis es importante considerar que pueden vivir en una constante ambivalencia entre razones para seguir adelante frente a otras para no hacerlo siendo la conducta suicida la única alternativa que parece viable. Por eso el reto que se plantea es encontrar otras maneras de resolver los sentimientos o conflictos que, aunque temporales, parecen intolerables y eternos.

Prevención
Para la OMS, la prevención del suicidio es una necesidad no abordada adecuadamente por las Naciones, ya sea por la falta de sensibilización acerca de su impacto o por el tabú que impide que se hable del tema.
Advierte, además, que es necesaria la colaboración  tanto de sectores de la salud –a través de un enfoque innovador, integral y multisectorial– como de otras áreas; entre ellas la educación, el mundo laboral, la policía, la justicia, la religión, el derecho, la política y los medios de comunicación.
En forma individual, la prevención comienza por aprender tanto las señales de alerta como los factores de protección: aquellos que están a nuestro alcance y reducen significativamente el riesgo.



Si detectás en algún familiar o amigo las llamadas de alerta o pensás que se encuentra en una situación potencial de riesgo poné en marcha estrategias preventivas como las que se encuentran a continuación.

Estrategias

  • PEDIR AYUDA. Es muy importante contar con el apoyo de médicos, psiquiatras, psicólogos, enfermeros, trabajadores sociales, familiares y amigos. En caso de riesgo:
    • Centro de Asistencia al Suicida (CAS): 135 (en CABA y GBA) o (011) 5275-1135 en todo el país. casbuenosaires.com.ar
    • SAME 107 o 911 en todo el país.
    • Acudir a Urgencias del Hospital más cercano.
    • Si la persona está bajo tratamiento, contactate con el especialista de referencia.
    • Informá al entorno más cercano de la situación que está atravesando y de la importancia de darle apoyo.
  • LIMITAR EL ACCESO A MEDIOS LESIVOS. Las personas suelen utilizar medios letales accesibles y conocidos. Por eso:
    • Retirá todo material u objeto que podría ser usado con finalidad suicida.
    • Si fracasó en un intento previo, usará un método más letal al anterior.
    • En pisos altos, colocá rejas en aberturas y balcones. La precipitación es el segundo método más frecuente.
    • Retirá todos los medicamentos y fármacos.
  • NO DEJARLO SOLO. Los sentimientos de desesperanza, la impulsividad y el aislamiento social son factores que multiplican el riesgo.
    • Involucrá a la familia y a los amigos.
    • Evitá el aislamiento: la compañía puede ayudarlo a expresar sus emociones y a escuchar una visión más realista y ajustada sobre sí mismo y sus circunstancias.
    • Mantené un contacto emocional cálido, sin ser invasivo. Transmitile esperanza.
    • Ayudalo a controlar la tensión emocional y favorecé la flexibilidad en la percepción de las cosas sin minimizar lo que siente.
  • APRENDER A PREGUNTAR Y ESCUCHAR. Para ello:
    • No juzgues ni le reproches su manera de pensar o actuar.
    • Tomá sus amenazas en serio, sin criticar, discutir, utilizar sarcasmos ni desafiar.
    • No minimices sus ideas ni sientas pánico.
    • Adoptá una escucha auténtica y reflexiva. Es necesario comprender que, por extraña que parezca la situación, está atravesando por un momento límite.
    • Usá términos y frases amables y respetuosas (p.ej. «Me gustaría que me des la oportunidad de ayudarte»).
    • Hablá de su idea de cometer suicidio abiertamente y sin temor. Esto no incrementa el riesgo de desencadenar el acto y puede ser la única oportunidad de iniciar acciones preventivas.
    • Conocé los motivos que lo llevan a querer acabar con su vida y barajá alternativas de solucionarlo o brindar apoyo emocional si ya no tiene solución (frente a la pérdida de un ser querido, por ejemplo).

Más información
www.suicidioadolescente.com.ar
 “SUICIDIO: HECHOS Y DATOS”, OMS 

Asesoramiento:
Dra. Susana Mazzarino, Directora Médica
Dr. Facundo Pellicari, Médico de Familia

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