Ruido: en qué afecta nuestra salud

Si bien es cierto que el ruido puede ser percibido por algunas personas sin que les genere molestias, como disfrutar del sonido de una motocicleta de carreras o de un concierto de rock, también puede significar un dolor de cabeza para otras. 
Más allá de la percepción personal del ruido, la exposición a niveles altos puede ser altamente nociva para la salud. 
El ruido afecta a las personas de múltiples formas, pero únicamente los efectos auditivos y la molestia parecen ser reconocidos. Para medir la intensidad del sonido se usa una unidad llamada decibelios (dB). Se sabe, por ejemplo, que:

  • la capacidad auditiva se deteriora temporal o permanentemente en la banda de amplitud (volumen) comprendida entre los 75 dB y 125 dB;
  • El ruido pasa a ser doloroso cuando se sobrepasan los 125 dB, llegando al umbral de dolor a los 140 dB

Consecuencias del ruido
Además del ruido extremo, que puede conducir a sordera, también los niveles de ruido de menor intensidad pueden perjudicar la salud. 
Entre los daños al organismo que se atribuyen al ruido se encuentran:

  • Al sistema cardiovascular: alteraciones del ritmo cardiaco, riesgo coronario, hipertensión arterial.
  • A las glándulas endocrinas: alteraciones y aumento de la secreción de adrenalina (sustancia que, junto con el cortisol, favorecen el estrés).
  • Al aparato digestivo: incremento de enfermedad gastroduodenal por dificultar el descanso.
  • Otras afecciones: estrés, aumento de alteraciones mentales, tendencia a actitudes agresivas, dificultades de observación, concentración, rendimiento y un estado general que propicia accidentes.

 Después de la contaminación atmosférica, la acústica es la segunda causa de origen ambiental que provoca alteraciones en la salud.

Qué hacer
El límite aceptable de ruido para el oído humano es de 65 dB según la Organización Mundial de la Salud. Algunos ruidos frecuentes a los que nos exponemos, son:

Tomar conciencia acerca de los perjuicios de estar expuesto al ruido es el primer paso para colaborar en la reducción de la contaminación auditiva.
¿Cómo suena su trabajo? ¿Cómo suena su casa? ¿Y el barrio y las calles por donde circula?
Puede, por ejemplo, reducir el uso innecesario de la bocina, bajar el volumen de la música que escucha o evitar el uso de auriculares a volúmenes altos. 
También puede protegerse con tapones en los oídos si considera que los niveles a los que está expuesto en la calle o el trabajo son dañinos para su salud.

 

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