“¿Tengo Alzheimer?”

Se conoce como ‘Mal de Alzheimer’ a una forma de demencia que empeora gradualmente y afecta la memoria, el pensamiento y el comportamiento.
Afecta a 10 de cada 100 personas mayores de 65 años y es más frecuente en las mujeres debido a su mayor expectativa de vida.

Clasificación
Esta enfermedad degenerativa y progresiva puede categorizarse en dos grandes grupos:

  • De aparición temprana: forma menos común en la que los síntomas aparecen antes de los 60 años aunque tiende a empeorar rápidamente. Puede ser hereditaria y ya se identificaron varios genes responsables.
  • De aparición tardía: forma más común que se presenta en personas de 65 años en adelante. Puede ser hereditaria, aunque el papel de los genes es menos claro.

Causas
Aunque la causa de los trastornos cognitivos permanece desconocida, las investigaciones suelen asociar al Mal de Alzheimer con la aparición de placas seniles y ovillos neurofibrilares que favorecen la muerte celular reduciendo el número de neuronas y generando cambios en la conducta.
Se cree, además, que una deficiencia en acetilcolina podría favorecer su desarrollo debido a la importante acción que este neurotransmisor tiene sobre los procesos de la memoria.

Síntomas
Las señales tempranas pueden abarcar:

  • Dificultad para realizar tareas que exijan algún grado de pensamiento que solía ser sencillo (participar en juegos, aprender información o rutinas nuevas, p. ej.).
  • Desorientarse en rutas que son familiares o habituales.
  • Dificultad para encontrar el nombre de objetos conocidos.
  • Perder interés en cosas que antes disfrutaba.
  • Perder cosas.
  • Presentar cambios de humor o tener un estado anímico de indiferencia.

A medida que empeora:

  • Cambio en los hábitos de sueño (despertares nocturnos, por ejemplo).
  • Dificultad para realizar tareas básicas (cocinarse, vestirse, salir solo).
  • Dificultad progresiva para leer o escribir.
  • Olvido de detalles sobre hechos cotidianos, de la historia de la propia vida o incluso perder la noción de quién se es.
  • Pérdida de la capacidad para reconocer el peligro.
  • Uso de palabras erróneas, incapacidad para pronunciar las palabras correctamente, hablar con frases confusas.
  • Aislamiento.
  • Delirios, depresión o agitación.
  • Alucinaciones, discusiones, comportamiento violento.
  • Incontinencia urinaria.
  • Problemas para deglutir (tragar).

Qué hacer
Como muchas personas atribuyen erróneamente los primeros síntomas a problemas de la edad, la consulta en la primera fase es poco frecuente.
Además, todavía no existe un método efectivo para diagnosticar esta enfermedad, por lo que se da un diagnóstico de “Alzheimer probable” cuando dos o más funciones cognitivas están alteradas y acompañadas de síntomas clínicos que no se deban a una segunda enfermedad que ocasione la demencia.
Sin embargo, la consulta temprana con un neurólogo permite anticiparse al cuadro y poner en marcha una serie de cuidados y ejercicios físicos y mentales que ayudan a retrasar la progresión y mejoran la calidad de vida.
Una vez hecho el diagnóstico es fundamental armar una red de cuidado con la familia y /o cuidadores para acompañar el proceso.

 

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