Alimentación infantil: alejá a tus hijos del “Club del plato vacío”

“No hay postre hasta que termines tu plato”.
“Si no terminás tu plato no te levantás de la silla”.
¿Te identifican estas órdenes? ¿Obligás a tus hijos a participar del “Club del plato vacío”?
Durante décadas, ha sido común la práctica de obligar a los niños a comer todo lo que hay en su plato. Sin embargo, este enfoque puede tener efectos negativos en su relación con la comida y su desarrollo nutricional. 
Lo que a primera vista puede parecer una regla que vela por la salud de los chicos puede esconder una invitación a una eventual relación problemática con la comida. 
Esto es frecuente cuando padres, madres y cuidadores solo se sienten satisfechos si el niño come todo lo que se le ofrece o lo fuerzan a terminar la porción completa preocupados por su crecimiento adecuado.
Sin embargo, obligar a los chicos a comer en exceso les enseña a ignorar las señales de que ya han comido lo suficiente, antesala de un hábito que se repetirá llevándolos a comer sin hambre.

Un estudio de la Academia de Nutrición y Dietética de los Estados Unidos reveló que la presión de los padres para que sus hijos coman frutas y hortalizas es contraproducente pudiendo incluso desalentarlos a comer alimentos de origen vegetal.

 
Algunas de las razones por las que no es recomendable obligar a los niños a comer hasta vaciar el plato, son:

  1. Evade la importancia de escuchar las señales de hambre y saciedad. Obligar a los niños a comer más de lo que desean puede llevar a una desconexión con las señales naturales de hambre y saciedad de sus cuerpos. Esto puede resultar en problemas como comer en exceso o ignorar las señales de saciedad, contribuyendo al desarrollo de una relación poco saludable con la comida y favoreciendo el aumento de peso.
  2. Fomenta una relación poco saludable con la comida. Enseñar una relación saludable con la comida desde una edad temprana es fundamental. Esto implica permitir que los niños desarrollen sus propias preferencias y aprender a escuchar sus cuerpos en términos de hambre y saciedad. Obligarlos a comer puede generar una sensación de presión y control en torno a la alimentación, lo que puede conducir a comportamientos desordenados relacionados con la comida en el futuro.

Qué hacer
En lugar de obligar a los niños a comer hasta vaciar el plato, es más beneficioso seguir estas recomendaciones nutricionales:
– Ofrecer una variedad de alimentos saludables. Proporcionar a los niños una amplia gama de alimentos saludables les permite experimentar diferentes sabores y texturas. Esto ayuda a desarrollar sus preferencias y habilidades para elegir alimentos nutritivos.
– Modelar comportamientos alimentarios saludables. Los niños aprenden mucho observando a los adultos a cargo. Si ven que sus adultos de referencia disfrutan de una variedad de alimentos nutritivos y tienen una relación positiva con la comida, es más probable que sigan su ejemplo.
– Establecer horarios regulares. Mantener horarios regulares de comidas y meriendas ayuda a establecer rutinas saludables. Esto permite que los niños reconozcan las señales de hambre y saciedad de manera más efectiva.
– Fomentar la participación en la preparación de alimentos. Involucrar a los niños en la preparación de comidas y meriendas puede aumentar su interés y curiosidad por los alimentos. También les da una sensación de autonomía y control sobre su propia alimentación.
– Respetar las preferencias individuales. Cada niño tiene preferencias y apetitos individuales. Es importante respetar estas diferencias y no presionarlos para que coman más de lo que desean. 
–  Fomentar un ambiente tranquilo y agradable durante las comidas. Esto puede ayudar a crear una asociación positiva con la comida.
Lograr que los niños aprendan a advertir las señales internas de hambre y saciedad es tan importante como ayudarlos a cultivar su gusto por alimentos saludables. 
En este camino, afirman los expertos, la paciencia y la variedad de opciones a la hora de comer resultan aliados inseparables.
Siguiendo estas recomendaciones, padres, madres y cuidadores pueden ayudar a los niños a desarrollar hábitos alimentarios saludables que los acompañarán a lo largo de su vida.

 

 

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