ASMA: 5 claves para un control exitoso

El asma es una enfermedad pulmonar crónica que se produce cuando los bronquios son muy sensibles a:

  • Los cambios climáticos.
  • Ciertos agentes ambientales conocidos como desencadenantes: ácaros del polvo, polen y pelo de las mascotas, virus respiratorios, humo del tabaco, ejercicio físico, ciertos medicamentos y algunas sustancias químicas.

Esta sensibilidad provoca la inflamación de las vías aéreas en las personas susceptibles. Como resultado, los bronquios se estrechan provocando los síntomas y ataques o crisis de asma, entre ellos: 

  • fatiga, 
  • silbidos al respirar, 
  • tos,
  • sensación de opresión en el pecho. 

Durante las crisis, estas señales se acentúan cada vez más y la respiración se hace difícil debido a que el gran estrechamiento de los bronquios limita la entrada y salida de aire a los pulmones.

La enfermedad no controlada afecta la calidad del sueño, limita las actividades normales, condiciona las actividades deportivas, perturba la vida laboral o escolar y la vida cotidiana, causa afecciones psicológicas tanto en el paciente como en su familia, y puede conducir a frecuentes hospitalizaciones e, incluso, a la muerte.
Sin embargo, es posible lograr un buen control del asma en forma sostenida, lo que significa que quienes lo padecen pueden disfrutar de una vida normal.

Medidas para controlar el asma
Frente a las señales mencionadas, es necesario consultar con tu médico.
El especialista puede recomendarte dos tipos de medicación:

  1. De rescate. Se usa para aliviar rápidamente los síntomas. Si ya te diagnosticaron asma y recurrís a esta medicación más de 2 veces por semana tu enfermedad no está controlada. Es muy importante que vuelvas a consultar con tu médico.
  2. De control. Se usa de manera permanente para prevenir los síntomas, evitar que se usen los medicamentos de rescate y reducir los riesgos de crisis asmáticas.

Además de la farmacología y el control médico periódico, otras medidas pueden ayudarte a mejorar significativamente tu calidad de vida.

  1. Pedile a tu médico un tratamiento personalizado por escrito. Este debe incluir los medicamentos apropiados, los desencadenantes que debés evitar y estar adaptado a tus horarios y régimen de vida. Seguirlo cuidadosamente evita que el asma empeore.
  2. Tomá los medicamentos prescritos por tu médico. Muchas personas necesitan tomar en forma continua la medicación de control para aliviar los síntomas y evitar la inflamación de las vías aéreas. Respetar las dosis y horarios es fundamental.
  3. Evitá los factores que pueden desencadenar una crisis. Descubrí los alergenos, irritantes y otras circunstancias y tomá todas las medidas necesarias para evitarlos. Hacé una lista de posibles desencadenantes y situaciones y conversá sobre esta con tu médico.
  4. Aprendé a reconocer los síntomas de la crisis asmática. Algunos signos indican el empeoramiento del asma, como el incremento de la tos, la opresión en el pecho, los silbidos, la dificultad para respirar, los despertares nocturnos. Anotá las horas del día en que tus síntomas tienden a empeorar.
  5. Aprendé qué hacer en caso de una crisis. No subestimes nunca la gravedad de un ataque. Tené siempre a mano las recomendaciones escritas por tu médico. Si se presenta una crisis, recurrí a la medicación de rescate, mantené la calma y seguí las instrucciones mientras buscás asistencia médica.

El asma puede mantenerse bajo control.
Visitá a tu médico, conocé los síntomas y seguí sus instrucciones.

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