Sol: Cuidados para evitar quemaduras perjudiciales

Los rayos ultravioleta A y B (UVA y UVB) del sol penetran en la piel hasta una profundidad de un milímetro, pero sólo los UVB activan la producción de granos de melanina en los melanocitos (10 a 20% de las células de la piel).
Si se toma sol en forma progresiva (evitando las horas “pico” de 11 a 16 hs.), la melanina pasa a los queratinocitos (70% de las células de la piel), proteína que da a la piel la elasticidad y resistencia. Al cabo de 70 horas de exposición, el bronceado aparece en la superficie de la piel, donde forma células muertas y se “pela” de a poco. Este ciclo nos hace “cambiar” la piel cada 20 días más o menos, duración máxima del bronceado.
En cambio el golpe de sol es una quemadura ocasionada por la exposición excesiva a los rayos UVB. En este caso, el cuerpo responde a la destrucción de las células dilatando los capilares para irrigar sangre a la zona lesionada, de ahí el enrojecimiento. Cuando estos golpes de sol se repiten desde la infancia, aumenta el riesgo de cáncer de piel (melanoma – ver más adelante) porque el daño es acumulativo y progresivo.

 Medidas de prevención

  1. Evitar o disminuir la exposición al sol en el horario de 11 a 16 horas.
  2. Usar protector solar de factor 20 en adelante. En los niños o en personas con piel blanca aumentar el factor de protección a 50.
  3. Incluir el cuidado de labios (con labial humectante con FPS), nariz y orejas, porque tienen alta sensibilidad a las quemaduras.
  4. Aplicar el producto de protección cada 2 horas, principalmente luego de salir del agua o después de una excesiva transpiración.
  5. Usar protector incluso en los días nublados porque parte de la radiación ultravioleta atraviesa las nubes y es suficiente para provocar daños en su piel.
  6. Usar sombrero o visera y lentes de sol.
  7. Procurar un bronceado gradual. Comenzar con exposiciones breves y usando factores de protección más altos y luego disminuir a factores cada vez más bajos (no menos de 20).
  8. Si tenés hijos pequeños, extremá los cuidados especialmente hasta los 3 años. De todas formas, no olvides tomar las precauciones necesarias porque el daño solar es acumulativo.

 ¿Y el melanoma?

El melanoma es una de las formas más agresivas de cáncer ya que no presenta síntomas y suele diagnosticarse en su etapa tardía, convirtiéndolo en un enemigo mortal si no es detectado a tiempo.
Su desarrollo está asociado con la exposición imprudente al sol.

 Qué hacer

  • Auto-examen de la piel: además de la examinación personal, es necesario concurrir al dermatólogo para controlar los lunares con la frecuencia que el especialista recomiende, según el tipo de piel y los antecedentes familiares.
  • Prestar atención a los lunares: Aprender a detectar cambios permite detectar lesiones precancerosas y actuar en forma temprana, sobre todo si se tiene en cuenta que el 90% de los tumores dermatológicos puede curarse si es diagnosticado en forma precoz.
  • Tomar medidas de control:
    • Examinar los lunares del cuerpo con detalle y frente a un espejo, de ambos costados y con los brazos levantados.
    • Doblar los codos y mirar con cuidado antebrazos, axilas y palmas de las manos.
    • Revisar su nuca y cuero cabelludo con un espejo de mano o pedir ayuda.
    • Examinar la espalda y los glúteos.
    • Revisar la región anterior y posterior de los muslos y piernas, los pies, entre los dedos  y las plantas.
  • Estar atento al ABCDE de la prevención. Consultá con tu médico si observás en algún lunar…
    • A = ASIMETRÍA. Una mitad del lunar diferente a la otra.
    • B= BORDES. Son irregulares y poco definidos.
    • C= COLOR. Variado, de diferentes tonos del marrón, negro, azul y rojo.
    • D= DIÁMETRO. Es mayor de 6 mm (como la goma de un lápiz negro) o aumentó rápido el tamaño del lunar.
    • E= ELEVACIÓN. Una zona del lunar sobresale por encima de la superficie de la piel.

La exposición excesiva y sin protección al sol es la responsable del 90% de los casos de cáncer de piel.

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